Martín Franco, actual director del Museo y Parque Libres del Sur, habló del acervo existente y de las actividades con las que busca recuperar este espacio cultural.
Construido en la década de 1940 por inspiración de Enrique Udaondo, el Museo y Parque Libres del Sur muestra a quien pasa por la autovía 2 la reproducción de un viejo casco de estancia bonaerense, con foso incluido. Está ubicado en el centro de un parque de siete hectáreas con una frondosa arboleda que invita a quedarse un buen rato disfrutando de un momento de tranquilidad.
Desde abril comenzó un proceso de recuperación de las actividades del Museo, que se han visto reflejadas en un incremento de las visitas tanto de los dolorenses como de visitantes de otras ciudades. Martín Franco, el actual director, apuesta a que el Museo sea un centro de actividad cultural y recreativa de la ciudad.
“Comenzamos la reconstrucción de varios sectores, empezando por el parque”, dijo a la Capital. “Hoy es un espacio verde recuperado para que la familia pueda venir a sociabilizar”, explicó Franco. Para ello se han refaccionado los juegos infantiles y se ha provisto de conectividad wi fi al parque abierto y a la zona de parrillas y materas.
Franco sostiene que la actual gestión se encuentra abocada a “darle actividad fuerte al museo en cuanto a exposiciones permanentes o temporarias y a recuperar las relaciones con instituciones educativas en todos los niveles”.
“Es difícil volver a acostumbrar a las instituciones a que tomen el Museo como parte de la educación, que lo tomen como un aula más”, dice Franco, “porque hay que volver a entablar esa relación que dejó de hacerse por no menos de 15 años”. Sin embargo se muestra optimista: “es lento, pero vamos en buen camino”, concluye.
El Museo depende de la provincia que está finalizando un proceso de reorganización del área cultura que pasó de ser Instituto Cultural a secretaría y recientemente a ministerio de Gestión Cultural. Mientras tanto, se avanza en un convenio que permita transferirlo a la órbita municipal.
Un importante acervo
El Museo consta de tres secciones: una histórica, una de ciencias naturales y una de carruajes y elementos agrarios.
“Tenemos una de las colecciones de aves más importantes de la provincia que se mantiene en perfecto estado”, explicó Franco quien aseguró que “es el más grande en cuanto a aves de la cuenca del Salado y está a la altura del Museo de La Plata”.
En el área de carruajes se encuentra “la niña mimada” de la colección: la galera de Dávila, un mítico vehículo tirado por caballos que realizó los viajes hacia la costa desde 1870 hasta aproximadamente la década de 1940. Único medio de transporte hacia el Tuyú, la galera podía llegar a realizar el trayecto de 96 kilómetros que hay entre Dolores y el puerto de General Lavalle, en medio de cangrejales y pantanos demorando unos siete días, dependiendo del clima.
Otro carruaje que se lleva todo el asombro de los visitantes es una carreta de la misma época que hacía el trayecto entre Vidal y el puerto de Buenos Aires, cuyas ruedas miden más de tres metros de altura.
El sector histórico, además, contiene mucho material de la época de Rosas: el nombre proviene de un levantamiento contra el gobierno federal ocurrido en esta ciudad en 1839. Objetos de la vida urbana del siglo XIX conviven con todo lo relacionado con el gaucho y el indio.
“El acervo, en sus orígenes, contaba con más de 8 mil piezas después de algunos robos sufrido contaremos con 6 mil piezas”, relató Franco y recordó: “tres robos bastante grandes”.
Además manifestó que “hace un par de años atrás se hizo una modificación en la forma de exhibir y se archivaron un montón de piezas en depósito que no se volvieron a sacar, por eso la creencia popular era que se habían robado todo”. Ahora, se está en proceso de restauración de algunas que se han deteriorado por esta situación y se proyecta realizar exposiciones temporarias con ellas.
“Política de la gestión es sacar los museos hacia afuera, por eso vamos a empezar a participar en varias actividades de la comunidad” indicó el director del museo.